Por: Rafael Moreta
Sin embargo, a pesar de que el crecimiento se halla en recesión, en octubre el Banco Mundial en una revisión de dichos pronósticos, estimó que la expansión será un 4.4% en el año en curso.
A pesar de la pérdida de ímpetu del crecimiento de China, los nuevos pronósticos del Banco Mundial suponen una revisión al alza de una décima de las previsiones publicadas el pasado mes de octubre, cuando la institución internacional pronosticó una expansión del 5,1% para 2023 y del 4,4% para el año en curso.
“China apunta a hacer la transición hacia una senda de crecimiento más equilibrada, pero la búsqueda para impulsar motores de demanda alternativos está resultando difícil”, advierte el Banco Mundial.
En este sentido, las presiones deflacionarias, la caída de la capacidad utilizada y la situación del mercado laboral sugieren que la demanda agregada está por debajo de la oferta agregada, mientras que se ha desacelerado sustancialmente la inversión en infraestructura e inmuebles, impulsores principales del crecimiento en las últimas décadas.
¿Que causó este desequilibrio?
La alta tasa de ahorro, que da lugar a un consumo interno bajo es el principal culpable de esta recesión. Esto se traduce en que China necesita alta tasas de inversión, así como también de exportación o de gasto gubernamental. De lo contrario, la situación concluirá en la imposibilidad de sostener la demanda agregada.
Desde Pekín se ha anunciado un estímulo macroeconómico moderado con el objetivo de lograr un equilibrio a corto plazo, y un crecimiento estable y sostenible a largo plazo. Por otro lado, el Banco Mundial considera que para combatir dichos desequilibrios estructurales, será necesario «algo más que un estímulo fiscal convencional».
Como enfrentar esta situación
En primer lugar, el fortalecimiento de la protección fiscal y las pensiones a la vez que la reasignación del gasto público de infraestructura al capital humano, son reformas que conducirían a una reducción del ahorro precautorio, que tendría como consecuencia una estimulación del consumo, que a su vez daría lugar a un crecimiento más estimulado.
Otra alternativa sería un trato igualitario a las empresas independientemente quiénes sean los propietarios, puesto que esta medida respaldaría la confianza de los inversores y se convertiría en un incentivo de la inversión privada. Del mismo modo, esto también induciría a las fuerzas del mercado a desempeñar un papel más importante en cuanto a la asignación de capital, que daría como resultado una paliación de los riesgos de exceso de capacidad.
Este marzo, en la Asamblea Popular Nacional, el primer ministro chino, Li Qiang, anunció en la que el Gobierno espera alcanzar en 2024 una expansión del PIB «de alrededor del 5%»
Expectativas del crecimiento en Asia
El Banco Mundial constató que en su mayoría, las economías en desarrollo de Asia Oriental y el Pacífico, «están creciendo más rápido que el resto del mundo, pero más lento que antes de la pandemia». En esta consideración también se incluye a otros países insulares del Pacífico.
Manuela Ferro, vicepresidenta de Asia Oriental y el Pacífico del Banco Mundial, explicó que esta región a pesar de enfrentarse a desafíos como un entorno global incierto junto con una población envejecida y los efectos causados por el cambio climático, «está haciendo una contribución al entorno económico mundial».