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Por Joselin Vera
Las cifras del BCV correspondientes a la inflación de abril de 2024, muestran que el ritmo de aumento de los precios ha venido disminuyendo de manera importante a lo largo de 2024. Efectivamente, la tasa de inflación mensual alcanzó a 2%, ligeramente mayor al 1,7% del mes previo, en tanto que la tasa anualizada se situó en 64,9%, la más baja desde 2013 y sustancialmente inferior al 189% de 2023.

A nivel desagregado, los alimentos aumentaron 1,7%, el transporte registró el mayor aumento con 6,8% y el gasto en restaurantes y hoteles el menor aumento con 0,3%. Con estos números pareciera que Venezuela ha dejado atrás las tasas de inflación de tres dígitos que venía experimentado desde 2015 cuando los precios se incrementaron 121,7% ese año.  

Con la desaceleración de la inflación se ha recuperado moderadamente la demanda por moneda nacional y los niveles de dolarización transaccional han disminuido lo cual ha permitido apuntalar el uso del bolívar frente al dólar, aunque todavía falta un largo camino por recorrer, pero la trayectoria es la correcta.  

Dos factores críticos han jugado en favor de este comportamiento de la inflación durante 2024. En primer lugar, la estabilidad del tipo que la logrado el BCV con su participación en el mercado cambiario y en segundo término una política fiscal caracterizada por la austeridad. Así, mientras la tasa de inflación acumulada entre enero y abril fue 6,4%, la variación del tipo de cambio en ese mismo lapso se situó en 1,4%, pero donde con mayor claridad se aprecia el rol estabilizador del tipo de cambio es el referido a la variación anual de la inflación de 64,9% en abril de 2024 comparada con la del tipo de cambio de 47% en similar período.

Ello claramente indica que las autoridades monetarias han seguido una política de mini devaluación para anclar la inflación, usando para ello un deslizamiento suave del tipo de cambio a una tasa mucho menor a la inflación. Ello tiene la gran ventaja de que anclan los precios, pero a la vez implica algunos riesgos porque el tipo de cambio se atrasa y si tal rezago se prolonga y acumula en algún momento se tendrá que corregir la tasa de cambio.

El otro elemento que ha contribuido a la menor inflación ha sido la prudencia fiscal, en particular en los gastos de remuneraciones de los empleados activos y pensionados del sector público. Ello ha contribuido a mitigar la demanda de dólares en un contexto en el cual la oferta de moneda extranjera se ha expandido por las mayores exportaciones de petróleo, fundamentalmente por el aporte de la empresa Chevron.

Sin lugar a duda la mayor disciplina fiscal ha contribuido en desacelerar de manera significativa la inflación, manteniendo estable el tipo de cambio con una menor intervención cambiaria.

Toda esta situación crea las condiciones para que el flagelo de la inflación termine de ser un capítulo pasado de la historia económica de Venezuela para que así se pueda reemprender la ruta del crecimiento sostenido con estabilidad de precios.

@josegrasso