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Por Emmanuel Rivero

Al iniciarse el último trimestre, la economía venezolana proyecta un fin de año con logros significativos en algunos ítems relevantes.

Durante los últimos años la gestión de la política económica venezolana —bajo los condicionantes críticos de las sanciones ilegales— ha tenido que lidiar con una importante caída de ingresos en divisas, lo cual ha significado cifras negativas en su Producto Interno Bruto (PIB), una aguda depreciación de la moneda nacional y, finalmente, una hiperinflación que durante el periodo 2019-2022 significó la pérdida de capacidad de consumo de la población y altísimos costos para las actividades económicas en general.

Las variables de crecimiento, tipo de cambio e inflación son, si se quiere, elementos profundamente vinculados en una economía como la venezolana, estructuralmente signada por el rentismo petrolero.

Resolver los nudos críticos en este sistema de indicadores ha sido el foco central de la gestión económica del gobierno nacional y, según cifras oficiales del Banco Central de Venezuela (BCV), hay perspectivas significativas de carácter positivo para el cierre del año.

Los datos en lo que va de 2024 están demostrando, hasta ahora, que muchas previsiones negativas o poco optimistas sobre la economía venezolana han sido desmentidas y superadas.

EXPECTATIVA

Para el cierre de 2023 y hasta mediados de este año, diversas fuentes del análisis económico predijeron un 2024 que simplemente no ha ocurrido.

Uno de estos escenarios fue descrito por Luis Oliveros, economista y decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Metropolitana (Unimet), quien fue ponente del seminario ¿Cómo Presupuestar 2024? de la Cámara Venezolano-Americana (VenAmCham) en septiembre de 2023.

El especialista estimó que la inflación cerraría en 250% y una tasa de cambio «optimista» sería de 49,48 bolívares por dólar.

En abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó que el PIB de Venezuela crecería 4,2% este año y que el sistema de precios sufriría una inflación de 50%.

En mayo del año en curso, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) recalculó su previsión de crecimiento para el PIB de Venezuela en 2024, llevando la cifra de 3,8% a 4%. Curiosamente, la misma publicación de este organismo estimó que Suramérica crecería 1,6% este año pero, aunque Venezuela aparece muy por encima del promedio regional, afirmó que el país se mantendría en la senda del «bajo crecimiento».

En junio pasado, con datos del primer trimestre económico, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Capítulo Venezuela, expresó en un boletín que la economía cerraría este año en torno a 4,2% de crecimiento y con una inflación acumulada de 30% en dicho periodo.

En junio de este 2024, la firma consultora Ecoanalítica auguró un crecimiento «frágil» del PIB de 4%.

REALIDAD

En cuanto al crecimiento del PIB, con las cifras del BCV correspondientes a los primeros dos trimestres del año, claramente se están superando las expectativas de diversos análisis.

La economía experimentó un aumento notable de 8,78% en este indicador durante el segundo trimestre de 2024. Esta cifra sigue al incremento de 8,40% registrado en el primer trimestre de este año en comparación con el mismo periodo de 2023.

Los datos refieren que el primer semestre económico del año ha tenido un desempeño sólido por encima de los 8 puntos, mediante el impulso conjunto de las actividades petroleras y no petroleras.

Estos rubros crecieron, solo en el segundo trimestre de 2024, 11% y 6,5%, respectivamente.

Es muy probable que el ritmo de crecimiento se mantenga hasta el final de año si se considera que es en el último trimestre cuando suele observase más impulso a las actividades comerciales y al flujo de bienes y servicios.

El tipo de cambio, o el valor del dólar calculado en bolívares, según la tasa divulgada por el BCV, prácticamente se ha mantenido sin variación, oscilando entre los 36 y 38 bolívares desde el periodo enero-septiembre.

Sin embargo, desde el pasado mes de julio han sobrevenido comportamientos irregulares en el tipo de cambio paralelo. Desde el periodo enero-julio hubo un diferencial entre 5 y 8% entre ambas tasas, el cual ahora se ha ampliado hasta alcanzar 12% y 15%, brecha que ha creado nuevas distorsiones, especialmente en actividades comerciales informales, lo que incluye la actividad cambista al menudeo por vías informales.

En cuanto a la inflación, considerada uno de los problemas más importante de la economía, Venezuela ha acumulado en lo que va de año 11,5% desde enero hasta septiembre pasado, una cifra muy por debajo, casi 10 veces, del valor reportado en el mismo lapso de 2023, cuando el indicador fue de 104,9%, según el BCV.

De acuerdo con el reporte de la institución, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de Venezuela fue de 0,8% durante el noveno mes del año, lo que reflejó una reducción respecto a agosto (1,4%).

«La inflación de septiembre de 2024 es la más baja para un mes de septiembre desde que inició la construcción del índice a nivel nacional en el año 2008», expresó el BCV.

El 2024 será el año menos inflacionario en el marco de la crisis económica inducida, lo cual podría impulsar al gobierno venezolano a establecer una meta de inflación de un dígito para 2025, hecho que desde la perspectiva presente es claramente posible.

El BCV también indicó que la desaceleración de la inflación ha sido posible «a pesar de las múltiples limitaciones al financiamiento internacional y a recursos propios por las medidas unilaterales impuestas» al país por parte de Estados Unidos.

«El claro avance en la estabilización de precios es el resultado palpable de la nueva economía y del esfuerzo de todos los venezolanos», recalcó la institución.

La economía venezolana transita por un periodo virtuoso, en el que las actividades del área siguen creciendo. La disponibilidad de bienes y servicios mantiene una trayectoria de aumento, la depreciación del bolívar frente al dólar ha sido contenida y la inflación se ha desacelerado hasta los niveles mínimos en más de una década.